2007-11-29

4) ....UNA CONVERSACION

cuando la lectura era un fruto prohibido para las mujeres....
Cada biblioteca,
una conversación con lo nuestro social.


Los sueños desde la perspectiva de nuestras capacidades y posibilidades pueden parecer enormes e inalcanzables –y por ello más excitantes -, o insignificantes, pero aún así valiosos por ser nuestros.
Cuando decidí que iba a compartir con otros la felicidad que me han dado los libros, comencé a investigar un poco el tema de las bibliotecas desde distintos ángulos, a consultar a gente con experiencia y mi sueño comenzó a tener alas, a tomar formas y a desarrollarse.
Así mi proyecto se escapa fácilmente de las manos, al descubrir que se trata sólo de un gesto individual, sino que, sin quererlo esto que estoy construyendo tiene una dimensión social e histórica, sobre todo en el marco político y social en que nos toca vivir como sociedad.
Darmecuenta de esto me hizo retroceder por un momento de puro susto, luego me alegró enormemente, y a su vez, me impulsó a darle mas fuerza.
Por ello quiero compartir con Uds. conceptos de voy encontrando a medida que estudio y ahondo en el tema.
Por ej. en la Revista “La Biblioteca”(editada por la Dirección de la B. N. Verano del 2004/2005), Nicolás Casullo, pone de manifiesto la fragilidad de la documentación oral, escrita, fílmica, el poco cuidado en su reguardo y la desintegración de las memorias comunitarias que ello produce. Denomina a este descuido tan argentino de lo nuestro como “Un quiebre del diálogo con lo que fue…un borramiento de lo actuado…”. Casullo desgrana dramáticamente algunos ejemplos de destrucción y pérdidas de archivos de noticieros, de cintas de películas, de diarios y revistas, el saqueo de colecciones. Y en el presente sólo nos van quedando pedazos “deshilachados, el resto sobreviviente". Todo pasa a constituir nuestra “fuga de los orígenes”.
En otro artículo de la misma revista, Horacio Tarcus se preguntará si para nuestro país es irremediable “¿El drenaje cultural como destino?”…..

Mi propia “escena política personal”

Y en esa pérdida también, se encuentra la desintegración de bibliotecas personales, que cuando el titular fallece, - o se hastía de algún modo -, se vende al por mayor, (muchas veces hasta por kilo), desperdigándose en miles de pedazos por las librerías de viejo, o con buena intención, por suerte van a formar parte de bibliotecas rurales o populares de nuestro país (como sucedió con la que fuera del Dr. Mauricio Abaddi, que fue donada por sus hijos a distintos lugares del Interior). Pero la unidad y la historia que esa biblioteca traía consigo, su uso particular, todo lo que esos libros constituían unidos por un dueño y un pasado común, se borra de la memoria, pasa a ser parte de “la no historia”. (“la organización de la memoria proviene de las presencias y las ausencias….
Casullo expresa que las bibliotecas son mucho más que un “espacio geográfico ficcional”, y las califica en su “doble condición de institución pública y morada íntima y privada”.
Cada biblioteca (disculpen la reiteración del término a lo largo del blog), sería entonces “una conversación con lo nuestro social”. Un archivo, como lo es una biblioteca, no es algo del pasado, sino que es parte de la memoria activa de una sociedad. Darle continuidad de alguna manera a la biblioteca del tío Roberto, y a la mía propia, toma entonces una dimensión social.
Socializar lo que de algún modo ya es patrimonio de los otros-todos.
Por un lado está, sí, el intento de evitar la disolución de nuestra propia memoria como familia –pequeña, frágil, restos de una luz tenue -.
Pero por otro, reconozco ahora en esos libros mi propia “escena política personal”, y también una parte del patrimonio colectivo, donde se puede escuchar algo del pasado, del nuestro y del Nuestro.
Un acto político, “ideológico” en fin, que pretende inscribirse “en otras zonas neurálgicas de lo cultural”. Hacia allá vamos....